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| Por: Alfrin Báez Mercedes |
Hay cosas que me entristecen más de lo que me indignan. Una de ellas es ver cómo altos funcionarios del Partido Revolucionario Moderno (PRM), a tan solo un año de haber comenzado su gestión de su segundo mandato, ya están enfocando sus esfuerzos, recursos y plataformas en promover su imagen con miras a las elecciones del 2028.
Me apena, sinceramente, ver a un Ministro de Turismo en plena autopromoción, a un Director General de Aduanas con una agenda paralela a la institucional, a una Vicepresidenta con tono de candidata y a una Alcaldesa cuya presencia mediática se aleja cada vez más de los barrios que gobierna. Todos ellos, en medio de una gestión que aún tiene mucho por hacer, parecen tener la vista más puesta en las urnas que en los ciudadanos.
Lo dice alguien de su propio partido: Guido Gómez Mazara. Y tiene razón. Este tipo de desdoblamiento institucional solo genera deterioro. Deteriora la confianza en las instituciones, la eficiencia de la gestión y la percepción ciudadana de que la política es un trampolín personal y no una vocación de servicio.
Recordar dos verdades básicas:
1) Un cuerpo no ocupa dos lugares en el espacio.
No se puede estar al 100% en una función pública y al mismo tiempo en una campaña. Las agendas chocan, las prioridades se distorsionan y los resultados se resienten.
2) El que le sirve a dos amos, a uno le queda mal. (Mateo 6:24)
La Biblia lo advierte y la práctica lo confirma. O se sirve con entrega al pueblo desde el cargo que se ostenta, o se hace campaña política. Pretender hacer ambas cosas a la vez termina mal... para uno, para el otro y peor aún, para el país.
Hay tiempo para todo. Pero ahora, toca gobernar.
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