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El Portal News RD. |
Por Alfrin Báez Mercedes
Hay silencios que duelen más que una abucheada en casa llena. Uno de ellos lo vivimos esta semana, cuando la lista oficial del Juego de Estrellas 2025 fue publicada y no encontramos el nombre de Juan Soto entre los elegidos. Una ausencia que no solo desconcierta, sino que también incomoda. Porque cuando un jugador que lidera la Liga Nacional en porcentaje de embasarse y suma más de 20 cuadrangulares antes del receso, no es considerado entre los mejores… el juego pierde parte de su lógica y de su justicia. Juan Soto no estará en Atlanta este 15 de julio. La MLB se pierde, una vez más, de ver en su máxima vitrina a uno de los bates más talentosos, disciplinados y completos de la última década. Y no, no se trata de fanatismo. Se trata de números, de impacto, de respeto al rendimiento. Se trata, también, del valor que tiene el Juego de Estrellas como celebración del presente, no de la nostalgia, ni del mercado.
Soto ha cargado con los Mets durante buena parte del primer semestre. Ha sido constante cuando otros han sido intermitentes. Ha mostrado temple cuando otros han dependido del calendario para brillar. Pero aún así, fue ignorado.
¿Por qué? Quizás por exceso de talento en la Liga Nacional. Quizás por votaciones populares que premian nombres más mediáticos. O quizás por una mezcla de apatía y costumbre. Porque Soto nos malacostumbró: juega tan bien, tan seguido, que algunos creen que su excelencia es automática, que no requiere premio.
Más allá de lo deportivo, duele su comentario tras la exclusión:
Soto no hizo drama. Sonrió, cerró el tema. Pero para los que seguimos el juego con el corazón en el guante, eso fue un golpe más seco que cualquier swing fallido. Un hombre que lo ha dado todo por su equipo, que ha jugado lesionado, que ha enfrentado la presión de Nueva York con elegancia, fue descartado como si fuera uno más. Y no lo es.
Que no esté en el All-Star Game no cambia lo que Juan Soto representa: Un símbolo del presente del béisbol. Un fenómeno generacional que todavía no ha tocado su techo. Un pelotero que juega con hambre, clase y visión. Uno que inspira.
Pero sí deja una herida en quienes aún creemos que el Juego de Estrellas debe premiar el mérito más que la marca, la temporada más que la fama, el juego real más que el nombre impreso. Quizás en unos años miremos atrás y no recordemos quién fue el outfielder suplente que sí estuvo en Atlanta. Pero recordaremos que ese verano de 2025, Juan Soto no fue al Juego de Estrellas… Y que eso no fue culpa de su juego, sino del juego mismo.
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