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La sorpresiva visita del presidente Nicolás Maduro a la embajada de China en Caracas ocurre en medio de crecientes tensiones por el despliegue militar anunciado por Estados Unidos hacia el sur del Caribe.
Sectores opositores aseguran que el gesto refleja no solo la preocupación del mandatario, sino también la desconfianza hacia la preparación de las fuerzas armadas venezolanas y de los milicianos chavistas, a quienes catalogan como inexpertos en el manejo de armamento.
Expertos subrayan que el acercamiento a China persigue blindar al gobierno con apoyo estratégico y económico frente a la presión internacional. La movida se interpreta como un intento de Caracas por asegurar respaldo en un escenario donde el Caribe podría convertirse en epicentro de nuevas tensiones geopolíticas.
Fuentes oficiales han confirmado que los buques USS San Antonio, USS Iowa Jima y USS Fort Lauderdale se aproximarían a las costas venezolanas desde este domingo con 4,500 efectivos, incluidos 2,200 marines. Washington asegura que la operación responde a la lucha contra los cárteles de droga en la región, aunque en Caracas se percibe como una amenaza directa al régimen chavista.

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