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En una escena llena de ternura y risas, una niña de apenas 4 años logró sorprender a su familia con su ingenio. Todo comenzó cuando su mamá pidió un café y la pequeña, con entusiasmo, respondió que ella quería una galleta. La madre le recordó que en la casa sí tenían galletas, pero la niña, con lógica inocente y brillante, replicó: “¡Pero en la casa ahí café!”
El padre no pudo evitar sonreír, orgulloso de la creatividad y el carácter de su hija. Ese pequeño debate se convirtió en un momento inolvidable, recordando que la magia y la sorpresa a veces vienen en los gestos más simples de los niños.

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